viernes, 8 de marzo de 2013

Ceguera del Ser


En muchas ocasiones nos quedamos ciegos sin estarlo realmente. Y es que el estar ciegos no implica pérdida de la visión, sino de todos los sentidos; a veces socavamos el más importante: el sentido de la realidad.

La historia universal nos cuenta que Demócrito de Abdera (Tracia 460 aC-370)  cuyo nombre significa "escogido del pueblo", un filósofo que nos heredó obras de ética, se arrancó los ojos para que el espectáculo de la realidad exterior no lo distrajera
En la actualidad no es necesario hacer tal cosa, después de todo, la realidad en ocasiones nos arropa y aún con los cinco sentidos en buenas condiciones vamos por la vida distraídos... o ciegos.

Estoy de acuerdo con lo que opina Mirna Castillo cuando en http://aceptandoretos.bligoo.com.ve/estar-ciegos publica que “cada día aumenta el número de seres ciegos, gracias al tipo de educación y cultura cubiertos de paradigmas condicionantes y limitantes que como seres humanos recibimos de nuestro entorno, sin tomar en cuenta nuestra propia interioridad”.

También en forma de poesía como el verso de Toni García Arias:

Nos volvemos ciegos
el día que no nace para nosotros
y en la oscuridad de ese incierto amanecer
la sed y el agua serán
la misma cosa.

No saber distinguir los sentimientos, como el confundir la admiración con el fanatismo, es una de las cegueras más espeluznantes para la humanidad.

En 1926 el escritor Henry Green publica su primera novela titulada Blindness, en la que muestra que los fenómenos observados desde afuera y aceptados como <<realidad>> son, de hecho,  producto de la ceguera más profunda que la que sufre el protagonista.

Por otro lado el séptimo arte llevó a la gran pantalla otra Blindness, conocida en español como Ceguera o A ciegas, una película de género dramático y suspenso con connotaciones alegóricas de ciencia ficción. Esta fue una adaptación de la novela de 1995 cuyo título fue  Ensayo sobre la ceguera, del Premio Nobel el portugués José Saramago.

Se trata sobre una misteriosa epidemia de ceguera súbita que se desencadena en el mundo y que provoca el total colapso de la sociedad. La película es una metáfora sobre la dependencia a las estructuras sociales y la puesta en marcha de mecanismos desconocidos para sobrevivir. Solo un personaje —la mujer del médico— no pierde la visión y será la encargada de liderar a buen puerto a los ciegos.

Esa es la ficción, pero en la vida real no tenemos por qué esperar por un “héroe” que nos guíe y nos indique cual es una determinada realidad.  Más bien deberíamos agraciarnos en las palabras de Demócrito cuando dice: “nuestra mayor virtud consiste en el equilibrio de las pasiones, logrado a través del saber y la prudencia” y así _ digo yo_ visualizar con verdadero sentido la realidad.

Yosmar Herrera / @yosmarherrera

2 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente mi bella amiga ,te felicito por tu articulo, nos viene como anillo al dedo ,feliz dia....

Cátedra Edición y Estilo II dijo...

Muy bien manejado el tema de la ceguera, que no es un asunto de los sentidos, sino más bien de una falta para "ver" lo que está muchas veces frente a nuestra "narices" y no queremos aceptar. Me gusta el uso de los recursos de cine, y de literatura, eso demuestra conociemiento del tema

Sigue escribiendo así