domingo, 1 de septiembre de 2013

Sécate las lágrimas y SONRÍE

Te acaba de empujar porque le diste la espalda en señal de que no te interesa en lo más mínimo sus reproches. Como no haces ni siquiera el intento de voltear, te agarra bruscamente del brazo y hace que quedes de frente a él.

Comienza de nuevo la perorata que no escuchas, porque del asombro no sales, y se apodera de ti un ligero mareo al ver todo tu mundo hecho añicos de nuevo; creías que habías superado el maltrato... pero no, está ahí de nuevo.

Sécate las lágrimas y sonríe, te dices a ti misma. Perder el “glamour” no está en tus venas. No es tu filosofía. Todos a tu alrededor te ven como un objeto en exhibición, <<sécate las lágrimas y sonríe>>, te repites.

A lo lejos logras distinguir insultos repetidos, con gestos incluidos. El mareo no se va, lo debes ignorar. Le pides que se calme, que no hay necesidad de hacer una escena, que tome su avión y resuelva; en tu memoria aparecen resquicios de dolencias psicológicas...<<sécate las lágrimas y sonríe>>.

Vuelves a tomar tus pasos, en serio ¿tenía que suceder de nuevo? Él decide que no viajará, que no se irá “de esa manera”, preguntándote ¿cuándo te ha fallado”?. La pregunta te causa hasta gracia, pero antes de que se vuelva un poco más hostil, prefieres ni siquiera sonreír, solo secas tus lágrimas.

La ceguera  inducida debería ser su especialidad, con mucho de inmadurez, si, ese es él; después de todo quizás la ciega fuiste tu el día que te enamoraste de ese “ser”. Ahora estando allí, vuelves en ti  regresando a tus dolorosos recuerdos,  estando consciente que ese camino no lo recorrerás más nunca en lo que te queda de vida.

Ahora por decisión propia le sonríes a la vida sin importar las lagunas. “Dime, ¿es que acaso no confías en mí?”_ continúa con su monólogo_ mientras no eres la única que le escucha. ¡Dios mío! ¡Que te deje en paz¡ tienes tanto que hacer en este día, y este señor solo desea armar un berrinche, hacerse la víctima y llamar la atención de cualquiera que le guste un espectáculo entre dos ex.

Un escalofrío recorre tu mente al ver su actitud paranoica, al oír la verborrea ilógica, reflejo de su inconformidad con la vida. Las lágrimas no dejan de caer sobre tus mejillas. Las secas y sonríes, evitando recorrer con la mirada lo que te circunda, suficiente con escuchar el cuchicheo de los transeúntes.

Dando tiempo a que “escampe”, te preguntas cuantas mujeres se encontrarán en esa posición incómoda, en donde su palabra no vale nada, en donde su presencia nunca existió, en donde su personalidad vale tanto o menos que un objeto decorativo...<<sécate las lágrimas y sonríe>>, un nudo en la garganta se hace presente al percatarte que efectivamente, no viajará para disfrutar sus tan "merecidas vacaciones". Regresará a “casa” a reprocharte  per secula seculorum su propia decisión.

Ni modo. Te antepones a las circunstancias y te exiges un tanto de dignidad, no permitiendo que conduzca el auto él. Colocas a todo volumen el reproductor cualquier música que aparezca, así le restas importancia a lo sucedido, sin embargo, tu corazón sabe que lo acontecido tendrá sus consecuencias...no importa te repites, sécate las lágrimas y sonríe.


@yosmarherrera

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