A finales de agosto de este año, asistimos mi amigo Francisco Lizarazo y yo a una exposición fotográfica titulada "Caracas Emmental" en el Centro de Arte Los Galpones, cuya propuesta me hizo sentir que no soy la única en buscar algo más que la simple interpretación de la existencia real y objetiva de las cosas. Se puede sustituir lo groceramente real por una irónica adaptación de una imaginación sin límites y hasta graciosa de una realidad con la que nos enfrentamos a diario.
Utilizando magistralmente la sátira para plantear mucha reflexión, en torno al deterioro de una urbe y su evidente ausencia de mantenimiento en la vialidad, la artista nos invita en texto de Franklin Arellano: "a cuestionar las interacciones con nuestro entorno".
Porque si bien es cierto no se puede transitar unos cuantos kilómetros en la "sucursal del cielo" sin tropezar con una "tronera" en el siguiente paso, entonces, colocarle un nombre o imaginarnos lo inverosímil, para cada hueco o zanja, es una mirada diferente a nuestra irremediable realidad.
O ¿utilizando un charco en la Zona Rental (Plaza Venezuela), como parte del equipo de una manicurista?
Después de todo la realidad será siempre "según con el cristal (o el lente) con que se vea"
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